````Otro cursito de cocina más``, pensé. Pero ese hombre de camiseta roja hizo que me saltara la chispa en seguida. En unas cinco cortas clases había comprendido unos fundamentos que hasta entonces no había encontrado en ningún sitio``
Ese hombre decía que podía y debía mandar mensajes a mil. Y claro, compré el curso ipso facto. El resto de clases las seguí como si de “Breaking Bad” se tratase. Un no parar de aprender y entender. Ya conocía ciertos patrones, como el MVC, pero Fernando se había encargado de separarlos de tal forma que por fin entendía su importancia.