Visita a la sede del Big Nerd Ranch en Atlanta

Autor: | Última modificación: 15 de noviembre de 2022 | Tiempo de Lectura: 3 minutos
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Sede del Big Nerd Ranch en Atlanta

Como os decía en un anterior post, el autobús del Big Nerd Ranch nos dejó en el aeropuerto de Atlanta para que cada uno se fuese por su lado. Durante el curso, Aaron me había invitado a visitar la sede de la empresa y conocer a algunos de los demás nerds del rancho. En principio, tenía pensado irme al hotel, dejar la maleta y de ahí pillar un taxi, pero ya no daba tiempo, así que decidí ir directamente, con equipaje y todo.

Despedida de los compañeros del Big Nerd Ranch_sede del Big Nerd Ranch en Atlanta

Cariño, no sabes tú ¡qué guiri más raro se subió al taxi hoy!

Me despedí de mis compis y me fui a buscar un taxi. Los taxis en Atlanta (no sé si será algo común en los EEUU) funcionan con un sistema curioso pero que me gustó: tarifas planas para ir de una zona de la ciudad a otra. De esta forma, el taxista puede dar la vueltas que quiera que no le dá el palo al turista incauto, del aeropuerto a «middletown» (donde está el rancho) son US$30 y punto. Por eso no me preocupó mucho cuando al decirle que iba a Krog Street, el taxista respondió «I think I know where it is».

Íbamos camino del centro, ya que el rancho está a medio camino entre el aeropuerto y «downtown», pasando por unas calles pintorescas (al menos para un europeo), con las típicas casas sin vallas de separación (¿qué pasa si un día quieres tomar el sol en bolas en tu jardín?). Era un barrio que parecía estar en transición de un uso mayoritariamente industrial a residencial, y se veían tanto casas como fábricas, la mayoría de éstas reconvertidas a oficinas o viviendas (en plan loft).

Hacia el Big Nerd Ranch

El taxi llevaba una placa con el nombre del taxista y un número de identificación, y me fijé en su apellido: Oyesola. Normalmente no soy muy parlanchín, pero por alguna razón me apetecía pegar la hebra, así que le pregunté:

– ¿Es Ud yoruba?

Primera mirada sorprendida por el retrovisor.

– Si… ¿cómo lo sabe?

– Por el apellido.

– ¡!

– Entonces, sabrá Ud quién es Ogum o Xangó (Dioses de la mitología yoruba).

– Si… claro, ¿pero cómo conoce Ud eso? ¡Ah! dijo al creer haber entendido la broma de la que era víctima, ¡Ud ha vivido en Nigeria!

– No.

– ¡Entonces su mujer es nigeriana!

– Tampoco. Es que he vivido mucho tiempo en Brasil.

-¡!

Tuve que explicarle que la cultura de los yoruba seguía bastante viva en Brasil, dado que muchos de los esclavos que fueron para allá o eran yoruba o fueron culturalmente asimilados por estos. Su religión también se mantuvo de cierta forma mezclándose sus dioses con los santos católicos. Ogum (dios de la guerra y de los herreros), por ejemplo se asocia con San Jorge, yemanjá (diosa de las aguas) se asocia con la Virgen, etc…

Parecía contento de saber que sus antepasados, a pesar de las dificultades vividas habían logrado mantener su cultura, en algunos aspectos mejor que en Nigeria, donde el integrismo protestante había casi eliminado a los antiguos dioses. Lo malo es que era de esas personas que insiste en hablar mirando a la cara de su interlocutor, incluso mientras conduce, y en más de una ocasión temí que ni Yemnajá (la Virgen) nos librase de terminar con los sesos estampados contra una farola.

Afortunadamente, Yemanjá estaba vigilante y  llegamos sanos y salvos al 154 de Krog Street: la sede del rancho. Tocaba hacer la visita la los über frikis de Atlanta.