¿Qué encontrarás en este post?
ToggleLa historia de Ramón
Esta es la historia, íntegra, que nos compartió Ramón Maldonado, desarrollador e instructor de Keepcoding en nuestro slack. Es una descripción tan buena de lo que vivimos todos los implicados en el Record Guinness ( Mayor Clase de Software del mundo) que hemos batido, que decidí compartirla con todos vosotros. Dejo paso a Ramón:Pánico en la cumbre

Esquivamos un accidente mortal por poco.
No tuve tiempo de asustarme. Enero 2019, mientras Fernando, mi jefe y profe compañero en nuestro intento de establecer el récord de la mayor clase de software del mundo, está en un coloquio con diferentes directivos de tecnológicas españolas que participan en Acelera España.
Las pruebas de entrada en nuestro servidor para la clase van cada vez más lentas hasta que llega un punto en que no se puede entrar.
Al poco Dahi, una de las encargadas de coordinar y preparar el evento, preocupada me indica que hay alumnos de la clase que no consiguen entrar.
Pasamos al servidor de soporte (record2) y parece que algo mejora. Entonces suben Antonio y Noelia, dos hermanos de 11 y 13 años respectivamente para demostrar lo importante y divertido de la programación así como que no es cosa sólo de frikis, la programación puede ser cosa de niños.

¡Ahora me toca a mi!
Los niños acaban y nos toca. Fernando abre con su presentación y la señal de ¡El record comienza ahora!. Subo, pido pantalla.
El móvil duplicado en pantalla no aparece. “Vale, no pasa nada, sabes que iOS suele desconectarse, hazlo de nuevo…”.
No hay forma, no conecta.
– Sigo la clase con android. – digo en voz alta. El móvil android tampoco conecta. El Wifi está hasta arriba y no me lo permite.
– Vale, chicos, daré la clase sólo con el portátil e iré repitiendo despacito para los que tengáis dispositivos móviles.
Intento entrar en el servidor record1, nada (era lógico). Record2, nada … y ¿ahora qué?. Fernando desde abajo apunta:
-entrad en jupyter.org.
Lo explico y, supongo, algunos lo consiguen… yo no. En los Alpes no, no tuve tiempo, aquí estoy en modo pánico desde hace al menos 3 minutos. Cerca de las escaleras de acceso al escenario, Fernando se mueve como un león enjaulado. Yo escucho un zumbido creciente de voces de mi público, los estoy perdiendo. Hago lo que suelo en mis clases, apoyarme en ellos y les pregunto si se han conectado. Muchos sí, pero demasiados no.

La razón de todo este sufrimiento
El récord es una excusa lo principal es Acelera España y sus 10.000, si 10.000, becas. La juez y sus stewards ya no están. Yo me doy de cabezazos (suaves) contra la pared. No quiero mirar a mi público, totalmente avergonzado por la calidad y velocidad de la clase. Uno de los técnicos de sonido aguanta mis quejas… me consuela.¡La señora Orford lo anuncia, lo hemos hecho, hemos batido el récord!
Yo sigo rumiando mi fracaso, la vergüenza de mi clase, hasta que Fernando me coge del brazo y me obliga a entrar en las fotos con los participantes que lo pidieron.
Empiezo a disfrutar, incluso Alberto Casero quiere una foto con el diploma y los profes. Yo disfruto como un enano,
hace dos años empecé dos bootcamps en keepcoding y ahora me fotografío con mis dos profes (directores). Estoy to happy. Luego un no parar, la alegría de Pipi, el abrazo a traición de Marina y los directos de Bea, Vanessa y Raquel, la mirada serena de Dahi, el calor de Ana (y las dos camisetas del record que me buscó – otra para mi chica -), el ‘fresh’ terrenal de Mae (yo lo traduzco como ‘no te preocupes, no es más que un espectáculo’), los apretones de manos de Santi, Oscar y Manu… y como siempre las palabras de mi jefa de estudios, Maria José que me dice que todos los que sabían de programación (muchos de los asistentes, keepcoders) eran conscientes de lo mal que yo lo estaba pasando, !- vergüenza nada, ha sido un gran triunfo.
Fernando y Adri bromean y aún compartimos fotos y un deseo futuro: una y no más, ya no habrá más récords. Fernando y yo sabemos que lo ocurrido hoy pone en suspenso el uso futuro de jupyter dentro de keepcoding… no es el momento de afrontarlo, pero tomamos nota.
Ahora sí, por fin me relajo. Ni en la montaña, ni haciendo cañones he tenido esa sensación de pérdida de suelo bajo mis pies, ese acercarse poco a poco al desastre. Lo mejor, después de 14 años que dejé IBM vuelvo a estar en una empresa que me hace sentir orgulloso de pertenecer a ella.
Con un objetivo compartido de promover la formación en programación del mayor grupo de personas posible (con o sin experiencia previa) y con unos compañeros que me han arropado y me han hecho recordar lo que era trabajar en equipo.
Muchas gracias, majos. Tranquilamente, viendo a compañeros de estudios en keepcoding y a algunos de mis alumnos actuales entre el público y stewards de la clase, me doy cuenta de como aguantaron pacientemente, de como compartieron dispositivos y, según me contaron después, direcciones de internet con servidores públicos de jupyter que permitirían seguir la clase. Aguantaron que no hubiera móvil en pantalla, mis nervios y aceleraciones y una clase tremendamente sencilla para muchos de ellos. Ellos, como nosotros, querían récord, y ellos, como nosotros, lo lograron… y tienen una camiseta para demostrarlo. También a ellos un gran gracias. Mi récord personal… ya hay un libro que dice que no soy tan tímido. Gracias a todos compis y asistentes.
