¿Has oído hablar de la regla de discrecionalidad empresarial? Este derecho bajo el que pueden ampararse los directivos de las empresas está recogido en la ley y protege las decisiones tomadas desde la honradez y el buen hacer de dichos dirigentes.
A continuación, profundizamos en qué es la regla de discrecionalidad empresarial y cómo influye en la responsabilidad social corporativa.
La regla de discrecionalidad empresarial
La regla de discrecionalidad empresarial, también conocida en inglés como business judgment rule, hace referencia a una ley que dictamina que los dirigentes de una compañía toman las decisiones empresariales siempre con una base de buena fe, sin interés personal en la materia, estando informados y con la convicción real y honesta de que es la decisión correcta.
Por tanto, la toma de decisiones de una compañía debe hacerse de forma que, aunque no se maximicen los beneficios de los accionistas a corto plazo, sí aumente el valor de la empresa a medio o largo plazo. Lo que esto significa es que la discrecionalidad ampara que se tomen decisiones estratégicas y de negocio, ya que lo importante es cómo luce un panorama amplio y general y no solo el resultado inmediato.
Aunque esta regla tiene su origen en Estados Unidos, en España la protección de la discrecionalidad empresarial está recogida en el artículo 226 de la Ley de Sociedades de Capital (LSC) desde la reforma de 2014 de dicha ley.
¿Cómo influye la regla de discrecionalidad empresarial en la RSC?
La regla de la discrecionalidad para las empresas no es una ciencia exacta, porque ¿qué implica exactamente el bien general de la compañía? ¿Cómo se puede justificar que se ha tomado una decisión con información suficiente y de buena fe? El criterio para definir si se ha actuado con honestidad o no, en muchas ocasiones, depende del análisis de cada situación particular.
Al hablar de no actuar en contra de los accionistas, por ejemplo, algunos puntos están claros, como que no deben llevar el negocio a la quiebra ni actuar en nombre de la empresa para beneficio único de las personas interesadas. Aun así, el tema es mucho más complejo, por lo que las decisiones que afecten al interés de la sociedad son un tema en el que es necesario ahondar al hablar de la regla de discrecionalidad empresarial.
La responsabilidad social corporativa o RSC defiende que las empresas deben actuar a favor del planeta y la sociedad para construir un futuro mejor. Como hemos visto en otro artículo, esto va en contra de la maximización de beneficios económicos para los accionistas.
Por tanto, ¿hasta qué punto se actúa con la mejor intención de la compañía si no se cumplen también unas reglas básicas de la RSC? Al fin y al cabo, los empleados o la sociedad en la que opera también son parte de la empresa y, por consiguiente, se debe mirar por sus beneficios, del mismo modo que se mira por el de los directivos.
El procedimiento de decisión adecuado debe pasar por la responsabilidad de los administradores en todos los niveles: desde el beneficio de los accionistas a largo plazo hasta, por supuesto, el bien del planeta. La RSC es un imprescindible en la vida sana de cualquier compañía y, por tanto, todas las acciones realizadas por el bien de las empresas deberían pasar por la lupa de la responsabilidad social corporativa.