¿Cómo funciona la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las tecnologías más populares, y no es de extrañar, porque nos ha cambiado la vida por completo. En este post, analizamos cómo funciona la inteligencia artificial y sus usos más frecuentes.

A día de hoy, la IA está en todas partes, aunque a menudo no nos demos cuenta. Ya sea cuando Netflix nos recomienda una serie o película, al desbloquear el móvil con nuestra huella o cuando nos aparecen chatbots visitando un sitio web, todo esto emplea la tecnología IA.

Se suele decir que es la clave del futuro, pero en la actualidad ya está presente en multitud de campos. Desde la automatización de tareas industriales hasta simulaciones en videojuegos, la IA forma parte del ahora. Pero ¿cómo lo hace? ¿Cómo funciona la inteligencia artificial? ¿Cómo una sola tecnología puede servir en tantas disciplinas? Sigue leyendo para descubrir cómo funciona la inteligencia artificial y mucho más.

¿Qué es y cómo funciona la inteligencia artificial?

Según la definición de la Real Academia Española, la inteligencia artificial es el área científica dedicada a desarrollar programas informáticos capaces de llevar a cabo funciones similares a las ejecutadas por la mente humana, tales como el aprendizaje y el razonamiento lógico. En otras palabras, la IA pretende imitar nuestra capacidad de razonar a la hora de solucionar un problema.

La primera vez que se habló de este concepto fue en 1956, en un congreso del Dartmouth College. En este evento fundador, el científico de la computación y matemático John McCarthy acuñó el término de inteligencia artificial. El objetivo era diferenciarlo de la cibernética.

A partir de los 90 y entrando en el nuevo milenio, este campo ha experimentado un crecimiento sin precedentes. Los programas y procesadores han ganado en potencia, logrando llevar a cabo tareas cada vez más complejas.

Para responder a la pregunta de cómo funciona inteligencia artificial a la hora de resolver los problemas planteados, hay que tener en cuenta los objetivos que pretende alcanzar. Siendo la meta simular el pensamiento humano, además de razonar como una persona, la IA tenía que adquirir su conducta también. Por ello, aptitudes como el aprendizaje, la percepción, el uso del lenguaje y la habilidad de manipular objetos son claves.

Hoy en día, podemos apreciar cómo varios sistemas de inteligencia artificial reproducen estos comportamientos. Un ejemplo que todos conocemos sobre cómo funciona la inteligencia artificial es el de los asistentes virtuales, como Siri o Alexa.

IA simbólica e IA computacional

Al hablar de cómo funciona la inteligencia artificial, se pueden distinguir dos ramas: la simbólica y la computacional. La primera, como su nombre lo indica, se basa en la representación simbólica de un problema mediante el análisis de datos y la lógica matemática.

Bajo esta sombrilla, se encuentran aquellas aplicaciones cuyas soluciones se pueden deducir teniendo en cuenta la resolución de problemas anteriores similares. Un ejemplo es la detección de una enfermedad si el paciente reúne los síntomas que otros enfermos diagnosticados padecían.

Por otro lado, la inteligencia artificial computacional apuesta por el aprendizaje continuo del entorno en el que se encuentra, adaptando su programa a medida que varían las circunstancias. Esta rama emplea la interactividad con el usuario y evoluciona gracias al procesamiento de datos de carácter empírico. En este caso, los sistemas de reconocimiento facial son un buen ejemplo.

Actualmente, hay sistemas de IA para todas las disciplinas: economía, medicina, ingeniería, comunicación… Aunque no es infalible y sigue dependiendo mucho del desarrollo humano, es indiscutible que se trata de una de las invenciones humanas más revolucionarias y versátiles.

¡Hora de aprender sobre IA!

En este texto, hemos intentado ofrecer una primera aproximación sobre cómo funciona la inteligencia artificial y sus usos actuales más comunes. Aunque todo indica que, en un futuro próximo, esta tecnología nos permitirá abrir caminos nunca antes explorados.

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